En un solar entre medianerías estrecho y con pronunciado desnivel entre dos calles se proyectan dos viviendas –una para cada hermano- cada una de ellas con entrada independiente por distinta calle y con un jardín compartido en el interior. Las viviendas se abren hacia el sur para aprovechar el sol de invierno, cerrando su fachada norte. De esta manera se consigue que las dos viviendas mantengan una correcta privacidad la una con respecto a la otra. Asimismo, el jardín, pese a estar comunicado, se desarrolla en dos ámbitos bien diferenciados que se adaptan al desnivel del terreno.