Esta casa es un refugio. Preparado para hacer frente a una dura climatología, se convierte en atalaya desde la que contemplar el campo soriano. Su imagen exterior es la de un bloque de piedra que presenta un gran hueco en su fachada suroeste. En torno a este hueco principal, que funciona como porche, se desarrolla toda el programa de la vivienda. Esta conformación como un volumen sencillo y de carácter marcadamente cerrado -tal y como sucede en las casas tradicionales que aún se conservan en este pequeño pueblo- junto con el uso de piedra en sus fachadas y de teja en la cubierta, asegura una correcta relación de la casa con el entorno, tanto natural como construido, en el que se sitúa. La alta eficiencia energética de la vivienda, consecuencia de la buena orientación de sus huecos y del alto grado de aislamiento, permite conservar, incluso en los meses más fríos, una buena temperatura interior, sin necesidad de ninguna fuente de calefacción. Cuando hace falta un aporte extra, entra en funcionamiento una estufa de pellets que, conectada al sistema de radiadores, asegura el adecuado confort térmico.