Esta casa se construye sobre un solar que para salvar el pronunciado desnivel del terreno y permitir su explotación agrícola poseía un bancal hacia la plaza, ya bastante deteriorado por la falta de mantenimiento. El proyecto pretende mantener la memoria del lugar recuperando el bancal perdido a través del basamento del edificio, realizado con piedra arenisca sin desvastar. Parte del programa se entierra parcialmente en este basamento, mientras que la parte más noble de la vivienda se abre hacia un jardín interior, orientado a sur y que recupera la antigua topografía del terreno, por lo que cuenta con acceso directo a pie de calle. Del mismo modo, si la vivienda se cierra al exterior para protegerse del norte y conseguir una adecuada privacidad, se abre despreocupada hacia el jardín y el sol del sur, a través de habitaciones, salones y porches.
Por último, sin renunciar a una arquitectura comprometida con el presente, la casa busca relacionarse con el antiguo caserío del pueblo gracias a un tejado que, como en las viviendas tradicionales, desciende hasta casi tocar el suelo.